No quiero más engaños, no quiero daños NUNCA MÁS .

viernes, 25 de febrero de 2011

No lamentamos la perdida de aquellos que mueren alcanzando su destino.
Como saber si la vida de cualquier criatura ha alcanzado su propósito? He visto como muchos viejos morían con amargura y desesperación y, en cambio, he visto morir a jóvenes y a niños, antes de tiempo, dejando tras ellos tal legado de amor y alegría, que la tristeza de su marcha se veía mitigada al saber que sus breves vidas habían aportado mucho a los demás.
 
Digamos que nuestras vidas se miden no por lo que recibimos sino por lo que damos.